La serie son 8 capítulos que narran la investigación policial en torno al asesinato de
un niño de 11 años en el pueblo costero Broadchurch.
La serie trata del dolor que nos produce
la pérdida de un ser muy querido. Eso es todo, que no es poco. Ahora bien, para
que historias de este tipo funcionen se nos debe mostrar el dolor que esa
pérdida produce, cómo ese dolor cambia las vidas de los afectados y, por
último, cómo éstos se reponen de ese dolor, si ello es posible y, si no lo es,
por qué no. Sin embargo, esta serie se queda sólo en el principio, creo yo (al
final de todo, parece que hay algo más, pero muuuuuuy al final). Me explico.
El lugar en el que transcurre la historia
es cerrado. Es un pueblo, pero podría haber sido una mansión, o una isla, o lo
que sea que sirva para crear un microcosmos. Ello supone que todos los
personajes, en mayor o menor grado, se conocen. Dado que todos se conocen, lo
normal es que el policía sea alguien venido de fuera, sin vínculos emocionales
con los habitantes. La policía que trabaja con él es una policía del pueblo,
amiga íntima de la madre del niño muerto; su hijo era muy amigo del niño
muerto; y el padre era amigo del padre del niño muerto. Esto significa que sus
emociones le dificultarán para ver lo que el policía de fuera ve. Podemos decir
que estos son los elementos principales. Junto a ellos, están la iglesia con su
ministro anglicano, el periódico local, ávido de noticias, y otros personajes
del pueblo que, de un modo u otro, intervienen en la historia.
La función del policía será, por lo tanto,
ir descubriendo los secretos que los diferentes personajes esconden para, de
este modo, descubrir al asesino. Sería como el capullo de una rosa: hay que
abrir pétalo a pétalo para llegar al centro, donde vive el asesino. Cada pétalo
sería un personaje. A pesar de que sus emociones le dificultan el trabajo, su
compañera ayudará mucho, dado que ella conoce al pueblo. El problema, o uno de
los errores, es que la gente del pueblo no tiene un pasado oscuro que quiera
esconder. Lo que sucede es que no quieren contar cosas de su pasado porque a
nadie le importa. Eso es todo. O sea, en un capítulo se nos crea la expectativa
de que ese personaje si no es el asesino podría serlo, y en el siguiente
descubrimos que, en realidad, es un cacho pan. Entonces, ¿por qué la cámara se
quedó enfocando su rostro mientras él/ella miraba ladinamente a su alrededor
antes de cerrar la puerta de su casa o negocio, y escuchábamos música de
misterio? En fin, parece que al director le importaba mucho la audiencia.
Por otro lado, hay personajes que en
realidad, no tienen nada que ver con la historia, ni la trama ni las ideas que
se nos quieren comunicar, aunque ocupan mucho espacio y tiempo de los 8
capítulos. Parece que están para engordar, no dar volumen, a la serie. Otro
error, a mi entender, es que el director admira tanto a Terrence Malick que lo
copia sin mucho criterio. Me refiero al Malick de "La delgada línea
roja" o "El árbol de la vida". Es decir, hay un uso excesivo de
un truco: cámara al hombro, un superprimer plano, el personaje con la mirada
perdida en el infinito, exterior casi siempre, con mucha luz natural, atardeciendo,
de tal modo que el sol estaría siempre a la altura de la cámara, que está al
nivel de la cara del personaje, música triste y, casi siempre, a cámara lenta.
El personaje camina por el campo, la cámara al hombro se mueve a su alrededor,
nos muestra con ello fragmentos de un paisaje lleno de luz y hermosísimo; o
bien, el personaje está sentado en su cama, y lo primero que vemos son sus
manos, luego la cámara sube por sus brazos y nos muestra el rostro, y ahí se
queda, por supuesto la cámara se mueve mostrándonos fragmentos del dormitorio o
la sala de estar, y la luz del sol entrando por la ventana, mientras la gasa
que hace de cortina se mece por la brisa. La finalidad de esta manera de narrar
es mostrarnos el dolor, o la incertidumbre, o la inquietud, del personaje. Eso
en sí mismo está muy bien, y Malick lo hace fenomenal. El error, como digo, de
Chris Chibnall es que abusa de este truco. Lo usa aunque no tenga sentido
alguno. Lo hace diez o doce veces en cada capítulo, no exagero. Y con quien más
disfruta hacerlo es con la madre del niño asesinado. Una y otra vez repite la
escena. Siempre lo hace para mostrar su dolor, así durante ocho capítulos, da
igual que la escena lo pida. En realidad, el mayor error, creo yo, de la serie
es que la historia está supeditada al capricho estético del director, cuando
debería ser al contrario: todo debe servir a la historia que se está contando.
Cuando no es así, la historia falla.
Para acabar, creo que si hubiera perdido
menos el tiempo con escenas tan visualmente bellas como inútiles narrativamente
hablando, habría podido dedicar más tiempo a perfilar mejor a los personajes y,
consecuentemente, a desarrollar las relaciones humanas entre ellos, profundizar
en la idea que nos quiere comunicar, el dolor por la pérdida de un ser querido y
hacer que los personajes evoluciones. Por desgracia, no ha sido así. Con
excepción del policía protagonista, todos los personajes son o planos o casi
planos. El policía es el único que tiene muchos ángulos, matices y un pasado
algo oscuro. También creo que es una pena que una de las protagonistas, la
madre del niño, aunque está muy presente en todos los capítulos apenas tiene
volumen, o matices. Es un personaje muy plano (el padre del crío, aun siendo
más secundario, es más interesante). Eso no le hace ningún bien a la actriz que
lo interpreta, pero tampoco ayuda a la historia que nos están contando. Dado
que siempre está llorando, o mostrando sufrimiento por la pérdida de su hijo,
tanto en el primer como en el octavo capítulo, sin evolucionar lo más mínimo,
parece que su función no es para con la historia sino para con los
espectadores, y, vistos los índices de audiencia, es evidente que lo consiguió.
En fin, una serie mediocre que, desde mi
punto de vista, podría haber sido algo realmente bueno. Pero la audiencia
manda.
Y, aparte: ¿es posible que en un pueblo
pequeño de la costa británica haya una comisaría de policía en la que además de
los polis vestidos de polis, trabajen 12 o 15 detectives vestidos con ropa de
calle? Ya, yo tampoco me lo creo.
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