viernes, 4 de julio de 2014

TODOS ESTÁN MUERTOS

  


         Parece que en la crisis no todo está siendo malo. Tengo la impresión de que ha hecho que la gente del cine tenga algo más de humildad, como si se hubieran dado cuenta de que no son el centro del mundo. No sé, es sólo una impresión, pero lo que sí sé es que hacía tiempo que no me emocionaba tanto con una película española.
         La película es la historia de una señora mejicana, un adolescente y una mujer, que no quiere salir de casa desde que su compañero de un grupo musical murió (éste es el punto de partida). A lo largo de los 90’ sabremos qué clase de relación mantienen los personajes y por qué su compañero murió, entre otras cosas.
         La mujer, Lupe, está deprimida, con agorafobia, y se dedica a hacer tartas de manzana por encargo. El chaval, un adolescente que comienza a descubrir su sexualidad, es un scout que prepara una canción con su banda para el final de curso. Y la señora es una mujer mayor a la que el cáncer que padece no la dejará vivir mucho más. Dado que la historia comienza abajo del todo, la historia sólo puede ir hacia arriba.
         Junto a este trío que forman los protagonistas moviéndose dentro de los límites de la casa, hay algunos elementos muy interesantes. Uno: los otros dos personajes, que aparecen para cambiar sus vidas: el compañero muerto, y un guitarrista que los scouts “contratan” para tocar su canción en el festival. Los dos, cada uno con funciones distintas, harán, como los motores de un cohete lanzado al espacio, que los acontecimientos se sucedan uno detrás de otro. Dos: las tartas y unas botas. Estos elementos son más sutiles, por lo que, desde mi punto de vista, merecen una explicación. En la Teoría de la narrativa, de Mieke Bal, se nos cuenta que una de las estructuras básicas de las narraciones, según los personajes, es aquella en la que hay un elemento que hace que la acción avance. No es un mcguffing (que es una excusa para contarnos una historia). Este elemento puede ser un objeto o una idea, o incluso otro personaje. Puede estar con un personaje, pero puede pasar a otro sin problemas, y luego volver, etc. Sirve, como los dos personajes que hemos nombrado, para que la historia progrese. Ese elemento encierra en sí mismo una serie de valores o ideas, símbolos, lugares, que se irán manifestando a lo largo de la historia, dando unidad a la misma, cohesionándola. Así, si nos centramos en las tartas, que son de manzana, son el lugar en el que la protagonista, Lupe, se refugia para no enfrentarse al dolor. Luego, son de chocolate, y el personaje ya no puede refugiarse en ellas. Además, se caen sin querer al suelo, o alguien las tira. Pero hay más: al comienzo de la película vemos cómo elabora la masa, y trocea las manzanas. A medida que transcurre la película vemos los diferentes procesos de elaboración de las tartas. En las secuencias finales, lo que vemos es cómo cierra las cajas en las que están las tartas ya elaboradas. Se podría decir que la película dura lo que la protagonista tarda en hacer una tarta de manzana. Y, teniendo en cuenta la historia, se podría decir que lo mejor de elaborar tartas de manzana es que vale la pena intentarlo. El otro elemento son las botas: quien las lleva se siente liberado, vivo. Es muy interesante ver cómo la cámara se esfuerza por mostrarnos constantemente el calzado de los personajes, o sus pies. Las botas las suele llevar el compañero del grupo musical. Las botas es lo que hace que caminemos. Nos da la fuerza necesaria para seguir adelante.
         Hay algo en toda la historia que me maravilla. Es la mezcla de la música ochentera; la interpretación de los actores y actrices; los diálogos tan sencillos, sin frases impostadas, creíbles; el ritmo narrativo; los movimientos de cámara; la luz que hay en la calle, y la que entra por las ventanas. Todo ello junto crea un ambiente de armonía, agradable, positivo, de sosegada esperanza. Por supuesto, hay momentos tensos, dramáticos. Pero, podríamos decir que, en general, es una película en la que el amor triunfa, aunque esto suena muy cursi. En realidad, lo que triunfa es la idea, fundamental, del amor de las personas que te quieren y que confían en ti, y que son tu familia. Es una hermosa película, sin pretensiones. Sencilla y profunda. Sutil y llena de esperanza.

         Dejaremos para otro día la idea de la muerte. ´﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽lo. Tengo la impresice s, si ha trael


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