La película cuenta, en tono manierista, el
viaje que un profesor de inglés de Albacete realiza a Almería para ver y hablar
con John Lennon, que se encuentra realizando una película en dicho lugar. Estamos
en 1966. Durante el viaje recogerá a dos personas: un adolescente que se ha
fugado de casa, y una joven embarazada, que ha huido de la casa en la que
trabaja y que parece que quiere regresar a Málaga para encontrarse con su
madre. El tiempo que dura el viaje nos permitirá conocer a los personajes. Esta
parte es, desde mi punto de vista, la más interesante. Todos se alejan de algo,
y todos buscan algo. El viaje, como bien se sabe desde La Odisea, es un proceso, y todo proceso implica un cambio: al final
del mismo, serás otra persona, más experimentada, más serena, más adulta, más
humana. Lo que pasa es que aquí el viaje sólo dura la primera parte de la
película. Es decir, lo de conocer a Lennon no es una excusa para contarnos una
historia, sino que forma parte de la trama.
La
segunda parte transcurre ya en Almería, en los alrededores de un bar y hostal
de playa. En este lugar aparece otro personaje, el propietario del
bar/chiringuito, interpretado por el gran Ramón Fontserè. Aunque su interpretación es magistral, a mí no me queda claro
por qué está en la película. Parece que es el hombre sensato, con un poso vital
que le lleva a reflexionar con sosiego, como un faro moral. En cualquier caso,
algunas de las escenas más importantes suceden dentro de ese chiringuito
playero.
En
términos generales, la película me recuerda a otras que veía en televisión
cuando era pequeño. Me refiero a historias como “Las chicas de la Cruz Roja”,
“Sor Citroen”, o cualquier otra de Pedro Lazaga, Rafael J. Salvia, Pedro Ruiz
Ramírez, etc. Este tipo de películas se caracterizan, desde mi punto de vista,
por ser muy flojitas, muy delgadas (un ejemplo contrario, de la misma época y
también con aires de comedia, sería “Atraco a las 3”). Son entretenidas, y
hacen que las tardes de los domingos pasen rápidas. Pero, ¿son buenas
películas? Creo que sí, y creo que son realmente difíciles de hacer bien. Por
ello mismo, “Vivir es fácil”, película manierista, que intenta copiar la manera
lúdica y desinteresada de mirar la vida durante la dictadura, es una película
donde en realidad no hay mucha chicha donde morder ni donde disfrutar. Creo que
le falta autenticidad. Por supuesto que hay crítica, pero suena muy artificial:
los fascistas dan hostias, literalmente, para imponer su opinión. El conflicto
surge porque tiene que haber algún conflicto, de lo contrario habría sido aún
más inane: un corte de pelo al muchacho. Algo tremendamente humillante, por
supuesto.
Como
algo realmente positivo, hay que destacar a los personajes. Los tres
protagonistas son bastante redondos. El profesor, solterón, amante de la
enseñanza y de Los Beatles. La chica, embarazada, honesta, y con ganas de ser
libre. El muchacho, harto de la manera en que su padre lo trata, desea ser
libre, conocer algo de mundo; durante el tiempo que están en Almería, el chico se
convierte en camarero del chiringuito. Más o menos esto es todo. Desde mi punto
de vista, no hay mucho más. ¡Ah, sí! Hay algo más: la película se mueve en
torno a la canción Help.
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